Reflexiones para compartir.
Escrito en el año 2000, con motivo de conmemorarse un acontecimiento polémico: "El descubrimiento de América".
Han transcurrido 508 años del descubrimiento de América.
Este acontecimiento iniciaría una de las etapas mas controvertidas de la historia mundial. Una historia que había comenzado a escribirse con los viajes de los marinos portugueses y españoles que exploraban las costas de África o buscaban una vía de comunicación directa con la India.
Una teoría en la mente de un navegante, tal vez genovés, que en 1492 realizaría la proeza de alcanzar el horizonte de una nueva tierra: Colón .
Su obsesión y aquel error que lo llevaría a descubrir otro continente y a morir sin saberlo.
Todas las conquistas y ocupaciones de la humanidad han sido injustas y sangrientas. Más allá del encuentro de otras culturas, de diferentes productos y de otros hombres, aparece lo esencialmente humano: el enfrentamiento entre estos protagonistas que desencadenaría en el choque salvaje entre dos realidades diferentes y el desenlace no menos violento que haría del sojuzgado una víctima de la expoliación. La manipulación irrespetuosa de la Cruz y la soberbia prepotente de la espada sometió a comunidades enteras a la mas dura servidumbre y la mas cruel desaparición.
No hubo tiempo ni espacio para la coexistencia de culturas sociopolíticas tan disímiles. No hubo oportunidad de convivir sin conquistar, de aceptar lo diferente sin avasallarlo. No estaban preparados para crecer, juntos, deslumbrándose mutuamente. Si la generosidad y el respeto hubieran podido mas que la codicia y la fuerza; tal vez, la trascendencia de aquella impronta tendría hoy, otros resultados...Pero no eran dioses, eran hombres; aunque algunos con un valor que superaba lo humano y otros, con una idea del honor que los llevó a inmolarse, porque sin libertad, la vida no tenía sentido.
Aquel pasado ha quedado muy lejos y el sueño americano de un continente fuerte y unido, parece inalcanzable. Como un débil eco persisten las voces de los pocos indígenas que llevan en la piel el doloroso recuerdo de la conquista y mas fuerte palpita la añoranza de los hijos de inmigrantes que portan en la sangre la nostalgia del desarraigo.
¿ Será por eso que no asumimos la filiación americana y que en nuestra propia tierra nos comportamos como conquistadores osados? Y como extranjeros de paso, eternos itinerantes, buscamos una identidad perdida?...
Pero hoy, no es ésta aquella circunstancia, ni somos los antiguos protagonistas. Tal vez es hora de un autodescubrimiento que nos rescate de la postergación y nos enfrente al gran compromiso de crecer siendo nosotros mismos.
Alcancemos un futuro político sin autocracias y un porvenir económico que no globalice sólo la miseria.
Participemos en la formación de generaciones nuevas que estén dispuestas a lograr la transformación que tanto hemos soñado.
La generosidad de América que nos contiene a todos, más allá de nuestros orígenes y desencuentros, merece un esfuerzo que la dignifique.
Vilma Merlo. Discurso leído en la Escuela de Comercio 34 con motivo del acto por el "Día de la Raza",en el año 2000.